jueves, diciembre 28, 2006

Un año... una vida.
Un día en el que todo cambia,
y sonreímos.
Un día en el que todo
pudo ser confuso,
donde nuestros pensamientos
se agrietaron y nuestros sueños murieron lentamente,
con nuestras esperanzas...
o tal vez no.

Un año, tal vez para olvidar,
quizá para recordar por el resto
de nuestra vida.

Un día, en cualquier mes,
donde nos enamoramos,
conocimos al fin a nuestro amor verdadero,
despedimos para siempre a esa persona que tanto nos dañó,
o simplemente vivimos igual que otros tiempos atrás.

Pero...todo cambia.
Y tal vez, fue el momento para encontrar o dejar de lado,
para amar u olvidar
completamente, para erguirse triunfante o morder el polvo de la angustia y la desesperación,
para creer una vez más
en nosotros mismos
y volver a intentarlo.

Un día, un momento...
en el que pudimos saber para dónde íbamos, o tal vez no, dónde pudimos tocar todas las puertas
de la oportunidad o la inacción,
dónde estuvimos en completa soledad, y nadie se apiadó de nuestros gritos,
donde estuvimos al final,
rodeados de todo eso que soñamos
durante nuestras esperanzas más audaces.

Un día, un lugar, un momento...
dónde aprendimos a crecer, a perdonar, a pedir, a dejar,
a reintentar, a invocar,
a sufrir, a querer y amar y tal vez, fue cuando nos dimos cuenta
que somos valiosos y únicos.

Un día, un momento, un año,
donde todo cambia, donde todo se transforma, donde la vida va y viene, donde las palabras se olvidan y los hechos marcan la diferencia.

Un año más...
donde esperamos dar lo mejor y recibir otro tanto,
donde reímos, lloramos, perdimos, ganamos, morimos, renacimos, olvidamos, quisimos, amamos, rezamos, y finalmente nos encontramos.

Un día, en el que tuvimos la oportunidad de mirar por última vez a nuestra madre,
a nuestro padre,
a nuestros hermanos,
a nuestros amigos o...
a esa persona que dejó su marca indeleble en nuestro corazón.

Y volver...
volver a intentarlo una vez más,
otro día, en otro lugar, en otro momento...
una nueva oportunidad, esa que nunca termina a pesar que pasen los años, ese fuego eterno que siempre nos quema por dentro y nos dice que todavía
queda un camino más por recorrer,
esa palabra que nos alienta y nos dice que aún no es tiempo de bajar los brazos.

Y nos quedamos quietos, pensando,
haciendo un balance;
y asentimos o negamos,
cavilamos o confirmamos,
destrozamos o construimos,
recordamos o quizá,
olvidamos para siempre.

Y todo en un año, que no es más que un eslabón de una gruesa cadena de historias.
Un día, un lugar,u n momento,una vida...
Un año.